Dinámica práctica para trabajar el duelo y otras pérdidas

Dinámica práctica para trabajar el duelo y otras pérdidas

“No, no ha pasado, no se va, no puede irse, ahora volverá, a mí no me puede pasar algo así, ¿cómo una persona como yo podría pasar por algo así? No me importa que los demás me digan que se acabó y da igual que todo a mi alrededor me indique que mi vida ha cambiado, ¿Qué sabrán ellos?, yo no veo tanto alboroto, si en realidad está todo igual, son unos exagerados. Todo va a seguir como antes (Negación).

Pero… ya tarda ¿no?, ¿qué está pasando?, ¿Por qué tiene que pasar esto?, no me merezco esta situación, si yo no la he buscado, no he hecho nada, ellos tienen la culpa de tanto repetírmelo al final mira lo que pasa. Dejadme en paz, que vosotros no tenéis ni idea de nada. Todo y todos sois responsables de esto que está pasando. Y bueno si se veía venir ¿Por qué no me lo decís antes? No se puede confiar en nadie, odio esta situación, odio todo y a todos. (Ira)

Bueno, quizás hay alguna explicación para todo esto, quizás si hubiera hecho aquello ahora no estaría así, si lo hubiera pensado antes ahora sería diferente.  si… entonces… (Negociación)

¿Por qué me ha pasado esto a mí?, no puedo más, estoy destrozado y cansado, nada volverá a ser como antes, nada podrá arreglarlo, no hay forma de volver atrás, no me apetece salir, ni ir a trabajar. Qué más da, si todo va a seguir igual, si nada va a cambiar para qué levantarme un día más, mi vida así ya no tiene sentido, antes era todo perfecto, ahora no voy a poder seguir adelante, ni duermo ni como, no quiero ver a nadie. Pesa demasiado el pasado. (Depresión).

Un día más me levanto con la carga de lo que ha pasado, estancado e inmóvil, sin fuerzas para avanzar, la rumiación constante de lo ocurrido pesa demasiado, necesito soltarla aunque sea por un ratito. Cojo un globo y lo inflo, soltando por la boca todo el aire que lleva con él los pensamientos y sensaciones que tanto arañan de este tiempo atrás, que están todo el día chillando en mi oído y giran una y otra vez en mi cabeza, y los dejo fuera de mí por un tiempo y ato el globo a mi cama por si esa noche los extraño y me apetece repasarlos. Me levanto y abro los ojos como no lo hacía desde hace mucho tiempo y veo que todo ha cambiado pero esta vez no me perturba, al revés, miro todo lo nuevo fascinado, cuanta gente a mi lado, cuantos proyectos por empezar, cuánto tiempo por delante, cuanta vida por vivir, y miro atrás y veo el camino recorrido, varias piedras y algún que otro pozo pero ahora me he demostrado que sé afrontarlos, y hoy estoy más grande, he crecido, me veo más alto, tengo una nueva perspectiva y ese día sonrío como nunca, vuelvo a caminar, a vivir. Llega la noche y cuando voy a acostarme veo el globo en mi cama, no lo había recordado en todo el día, me doy cuenta de que ya no lo necesito, no me hace falta, no me importa que se vaya, es más, quiero dejarlo ir. Lo cojo, me asomo a la ventana y abro mi mano, dejando que el globo se deshaga de mí más que yo de él y lo dejo ir, lo suelto, ya no me aferro y tampoco me escuece. Mientras observo como se va perdiendo en el cielo sé que ya no lo volveré a ver pero tampoco lo olvidaré, gracias a él y al torbellino de emociones y etapas por las que me ha hecho pasar me conozco mejor, he crecido, he aprendido, me he hecho más fuerte y sé que la vida continúa. (Aceptación).”

Todos nos podemos sentir identificados con este relato en el que se repasan las 5 etapas del duelo, un duelo no se pasa sólo ante la muerte de un ser querido sino que diariamente estamos expuestos a la pérdida (divorcios, rupturas, cambios de trabajo, cambio de ciudad, cambio de casa, pasar de curso, distanciamiento entre amigos,…), vivimos microduelos en nuestro día a día por eso es tan importante no aferrarse y saber soltar.

Cómo se manifiestan las diferentes etapas

Estas cinco etapas (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) no siempre se producen de manera secuencial sino que van dando saltos de una a otra y en ciertas ocasiones coexiste más de una a la vez. El duelo es un proceso no lineal, hay etapas por las que se vuelve a pasar una y otra vez. El proceso de duelo depende de muchos factores, principalmente de las características de la persona que lo atraviesa, de su inteligencia emocional, del momento vital en el que le toque afrontarlo, del apoyo social con el que cuente, de las actividades que realice en su día a día y también influirán las características del cambio, del impacto, la duración y la intensidad del evento. Por ello, cada duelo es tan único como la persona que lo afronta y cada uno debe tomarse su tiempo para superarlo.

Puedes agarrar el pasado tan fuertemente a tu pecho, que deja tus brazos demasiado llenos para abrazar el presente”Jan Glidewell

Cómo gestionarlo

Si estás en un momento de tu vida complicado porque estás atravesando un cambio (cualquiera que sea, un cambio siempre conlleva rechazar y dejar atrás ciertas cosas), tranquilo, respira hondo y ¡date un respiro!. No pretendas superarlo todo en un día. Es normal estar decaído y tienes que quererte también en tus momentos bajos. A veces se tiene la sensación de que no se avanza, de que estás estancado en tu vida, paciencia. Aun no estás preparado para el siguiente paso y queda camino por recorrer. Piensa que todo pasa.

Es una asignatura pendiente de muchos de nosotros el saber sufrir, el dejarnos caer, el vernos débiles y aceptar nuestra vulnerabilidad. Debemos aprender a soltar, a dejar salir los sentimientos y emociones por muy intensas o dolorosas que sean. Debemos aceptar que nada es infinito ni eterno, que todo acaba y pasa. Todo cambia. Así es y menos mal que es así.

Aquí hablamos de un proceso de duelo normativo y comprensible tras una pérdida, donde lo positivo es afrontarlo y atravesarlo  aceptando los malos momentos. Hay veces que este duelo se cronifica y la persona se queda atrapada, en estos casos lo mejor es contar con un profesional que pueda ayudar a la persona a superarlo.

Técnica de la semana: aprende a soltar

Para la dinámica que te proponemos esta semana necesitarás globos, folios y rotuladores e hilo.

Busca tu momento y tu lugar para hacerlo, búscate un espacio para ti, donde poder pensar y trabajar con calma, sin prisas.

Coge un folio de media cuartilla y escribe todo lo que te viene a la cabeza sobre esa situación, persona o cosa que quieres cerrar, esa situación de la que te tienes que despedir aunque no quieras. Escribe hablando en primera persona y en presente, sin filtros, no te limites, escribe permitiéndote fluir y echar en ese papel todos esos pensamientos que se repiten en tu cabeza, deja que salga la tristeza, la ira o la incredulidad. Permítete por unos segundos sentir. Cuando hayas terminado rompe el papel con todas tus ganas y mete todos los pedacitos en el globo. Ahora comienza a hincharlo con todas tus fuerzas imaginando cómo en cada soplido echas fuera de ti todos esas sensaciones desagradables, mételas dentro del globo y anúdalo rápidamente. Ahora ponle un nombre, un título a ese globo y escríbelo con los rotuladores, es importante que nombres. Así logras nominar la situación por la que estás atravesando identificas ese momento, esa sensación. Ahora átalo y búscale un lugar en tu casa, un lugar en el que lo veas a menudo. ¿Por qué? Porque para soltar primero hay que aceptar que ese malestar está ahí, primero deberás aprender a convivir con ello, y pasar por ello varias veces. El día de soltarlo lo decidirás tú. Cuando te sientas preparado coge el globo, llega el momento de soltar, de dejarlo ir. Abrázalo, apriétalo con todas tus fuerzas, aférralo entre tus brazos hasta que consigas explotarlo. Ya no está, ahora tienes un peso menos, más espacio y las manos vacías, libres para dedicar tus energías en otra cosa.

“Retener es creer que solo existe el pasado, dejar ir es saber que hay un futuro.”  – Daphne Rose Kingma

Si te ha gustado la dinámica y te has atrevido a realizarla o se te han ocurrido nuevas versiones y aplicaciones, te animamos a que la compartas con nosotros en redes, estaremos encantados de compartir y darte un feedback.

Cómo desarrollar tu capacidad de resiliencia

Cómo desarrollar tu capacidad de resiliencia

¿Resiliencia? No es extraño que este término nos resulte poco familiar. ¿A que nos suena? ¿A resistencia? Pues sí, y no nos equivocamos mucho. Según la RAE se define la Resiliencia como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.

La Resiliencia no es sólo la capacidad de afrontar la adversidad sino también de salir fortalecido de una situación complicada, alcanzando un estado de mayor excelencia personal.

Según el Instituto Español de Resiliencia, las personas con más Resiliencia tienen mayor sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos. No caigas en el error de culpabilizar a tu entorno, no te excuses en que tú no puedes hacer nada. Eres responsable de tu vida y a pesar de las adversidades puedes elegir cómo vivirla. Es cierto que no siempre elegimos nuestro entorno pero sí podemos elegir cómo actuar en él.

Ante un estímulo adverso, tenemos dos opciones: Podemos dejarnos dominar por la pena, acomodarnos en la victimización y caer en el autoengaño de que no podemos hacer nada. O bien, podemos cambiar de perspectiva, ver la situación no como un problema sino como una oportunidad, sacar fuerzas y mirar con optimismo, aunque con realismo. No consiste en no sufrir, o en rechazar el dolor, sino en ser capaz de atravesarlo. Consiste en asumir, comprender y aceptar la adversidad. Es saber mantenerse sano incluso en un medio insano.

Según el ICCB (Institute on Child Resilience and Family), la Resiliencia es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas. ¡Ser transformados por ellas! El hombre no es estático, es dinámico y cambiante, puede superarse, tiene opción de mejora. De cada uno de nosotros depende permitirnos o no esa transformación.

Por otro lado, Grotberg (1995) enfoca el concepto de Resiliencia otorgándole al individuo el rol de creador. Para él, es una combinación de factores que permiten, a un ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, y construir sobre ellos.

Y tras esto, llegamos a una conclusión: Debemos desempeñar un doble rol en nuestra vida. Debemos ser objeto y sujeto. Debemos ser vasija y artesano. La vasija actúa como objeto pasivo, flexible, se deja dar forma y ser transformada y por otro lado, el artesano es quien da forma a la vasija. Es el sujeto activo que a pesar de que las condiciones externas del medio no sean las óptimas, (puede que la humedad del taller dificulte la manipulación del barro), decide cómo crear su obra. Dependerá de la calidad del barro y de la experiencia y dedicación del artesano, del empeño y del cariño que éste ponga en modelar y dar forma a la vasija. Decídete a ser vasija y artesano. Sé flexible y permítete cambiar, y a la vez, elige tú la forma del cambio, sobreponte a las dificultades y déjate ser el mejor tú que puedas ser.

Debemos dejar atrás la falsa idea de que todo lo que nos hace daño es malo, estamos  inclinados a llamar error a las vivencias difíciles. Y nos equivocamos. Debemos romper de una vez con esas cadenas ya que, al fin y al cabo, que sea un error o no dependerá del provecho que saquemos de esa situación. Y aun peor, intentamos huir y evitar los errores, las situaciones complicadas, ese no es el camino. Recuerda que “Las personas felices aceptan las cosas que no tienen remedio pero luchan por aquellas que tienen solución.”

La Resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de formas de pensar y de conductas que cualquier persona puede aprender y desarrollar. Esta semana te proponemos una actividad para trabajar tu resiliencia.

Técnica: Modelando la resiliencia

Buscaremos un lugar tranquilo, elige una música que te agrade, un espacio tuyo donde no puedan molestarte, prepárate todas las condiciones que puedan hacerte sentir cómodo en ese lugar, no hay límites.

Una vez conseguido ese espacio, preparamos un pequeño bol con agua y medio kilo de arcilla blanca (luego habrá que colorearla). La actividad que proponemos consiste en construir tu propia vasija “contenedora”, que tenga la capacidad de guardar todas aquellas actitudes y acciones que hayas puesto en práctica durante este mes y te hayan ayudado a superar esas situaciones conflictivas que tenías. La cajita una vez finalizada, será pintada y decorada de modo que te inspire energía positiva, hazla a tu gusto, hazla propia, “vístela” como cuando te preparas para ir a un evento importante. Cada día escribiremos algo positivo que hayamos conseguido con respecto a este conflicto y al final de mes sacaremos todos los papelitos y nos lo leeremos en voz alta.

Tu vasija será moldeada por ti artesano y a la vez tú serás vasija, ella representa tu capacidad de autocuidado, de auto-sostén, y de hacerte cargo de tu vida, de responsabilizarte de lo que te pasa. Descubrirás el poder de control que tienes incluso en las situaciones difíciles.

Si te ha gustado la dinámica y te has atrevido a realizarla o se te han ocurrido nuevas versiones y aplicaciones, te animamos a que la compartas con nosotros en redes, estaremos encantados de compartir y darte un feedback.

Guía para la toma de decisiones

Guía para la toma de decisiones

“Si deseas que ocurra algo, debes asumir una actitud proactiva y dar los pasos que sean necesarios para que ese deseo se convierta en realidad.”

Un día más, multitud de opciones, infinidad de posibilidades, y tú tan agonía como siempre no te terminas de decidir, no quieres tomar un solo camino, tampoco los quieres todos, quieres los pros y evitar los contras, vives en un “sí, pero no” continuo y cuando te cansas cambias al “no, pero sí”, sigues estancado entre dos paredes, ni avanzas ni retrocedes, porque y si… te equivocas, y si… no haces lo correcto, y si… pierdes más de lo que ganas, y si…

 y no ves que esto ya es una decisión, que ya estas escogiendo una opción, la de no moverte, la de no continuar, la de permanecer inmóvil, la de quedarte inerte, te conviertes en un procrastinador,  esperando que algún estímulo externo te haga reaccionar, que pase algo o alguien que decida por ti, y vas retrasando el momento de elegir, sin ver que ya estas cogiendo un camino sin salida , te diriges hacia un laberinto del que cada vez será más difícil salir.

Estas siendo de los que ve el vaso medio vacío, solo ves que si elijes tendrás que descartar, tendrás que renunciar a cosas y perder algunas oportunidades.

Los que ven el vaso medio lleno ven la oportunidad de conseguir algo, no ven lo que dejan, se centran en lo que ganan.

¿Y ahora cuál de ellos lleva razón? O ninguno o los dos, es verdad que el vaso está vacío pero también lleno y por otro lado, el vaso no está lleno… ni vacío.

Los dos se equivocan en los mismo, solo ven una parte pero no el conjunto, como si sufrieran una “hemiplejia emocional”, por tanto, desde su perspectiva ambos llevan razón, viéndola en conjunto, ninguno.

Intentemos ser realistas, con cualquier opción voy a ganar y voy a perder, lo grande sería escoger sabiendo lo que perdemos, aceptando que vamos a renunciar a cosas buenas pero nos merece la pena porque conseguiremos otras mejores.

Decide, vas a perder, pero valdrá la pena por lo que vas a ganar.

Recursos para la toma de decisiones

Esta semana te propongo varias ideas y dinámicas para ayudarte en la toma de decisiones. Como primera opción vamos a crear una matriz decisional. Es cómo la versión Premium de la típica lista de pros y contras.

Una matriz de decisión es una cuadrícula en la que enumeramos, en un eje, los criterios de decisión (por ejemplo, criterios económicos, temporales, espaciales,…) y, en el otro, las opciones disponibles. Al cruzar las variables podemos visualizar los posibles resultados de nuestras decisiones de forma esquemática. Una vez completada, asigna una puntuación a cada criterio y a cada opción. Esta operación nos obliga a encontrar las prioridades ocultas en la decisión que se debe tomar y también a comprender cuál es el peor escenario que podemos enfrentar y que, por lo tanto, podemos evitar.

Una vez que encontramos el valor correcto para cada fila y columna de nuestra matriz, es solo cuestión de multiplicar los números dentro de cada «intersección». Por lo tanto, la decisión se vuelve más clara: el criterio con una puntuación más alta es el ganador.

Otra idea es proyectarte en el futuro, imagínate cumpliendo tu meta y ahora divide el camino en los diferentes pasos y decisiones que debes tomar para llegar a esa meta, desde el más lejano al más cercano en el tiempo. Es hacer el camino de vuelta, desde tu meta “inalcanzable” hasta hoy. Esta técnica ayuda a clarificar también tus objetivos, ver los pasos te ayuda a esclarecer la decisión más inmediata que debes tomar.

Otra idea es probar a responder a las siguientes preguntas, no vale solo pensarlo, escribe tus respuestas:

  • ¿Cómo sería la situación ideal?
  • ¿Qué te impide llegar a tu situación ideal?
  • ¿Cómo sería la peor situación?
  • ¿Qué tienes que hacer para evitarla?
  • ¿Puedes imaginar una situación realista?
  • ¿Cuál sería un primer paso?

Esperamos que estas ideas te ayuden a clarificar la situación y a tomar la decisión oportuna, si no es así quizás es que te compensa no decidir y eso ya es una decisión, ahora toca ser consecuente.

No queremos dar una visión simplista del proceso de toma de decisión, no siempre es tan sencillo, hay decisiones que conllevan un gran impacto. Otras veces esta dificultad casi forma parte de la persona y le afecta en varios planos de su vida. En estos casos lo mejor es buscar ayuda y apoyo. Una guía que te pueda acompañar en el proceso. Iniciar un proceso de terapia puede ser la respuesta a tantas dudas. En ese espacio la persona encuentra nuevas vías de resolución, nuevas visiones de sí mismo y respuestas a su forma particular de ver la realidad. Esto le hace más libre, más responsable y más consciente del camino que quiere escoger, esto impulsa la toma de decisiones libre de remordimientos y con una mirada de confianza en el futuro.

Negociar los límites con los adolescentes

Confianza

Uno de los puntos clave en la educación de los hijos son los límites, en la etapa de la adolescencia estos se convierten en motivo frecuente de tensión entre padres e hijos. Los chicos entran en una nueva etapa y esto supone cambios en todos los niveles del núcleo familiar. Lo ideal es que toda la familia se adapte al nuevo cambio de manera flexible, sin perder los límites pero tampoco manteniendo la antigua dinámica familiar de una manera rígida ya que esto desgastará a padres e hijos suponiendo un distanciamiento en la comprensión del otro.

ConfianzaEn nuestra vida vamos aprendiendo y creando limites a medida que crecemos, los primeros límites los encontramos en casa, con las normas y límites que nos dan nuestros padres, estas normas guían lo que debemos y no debemos hacer, nos muestran el camino, es el código de conducta o guía de comportamiento dentro del núcleo familiar, después en el colegio aprendemos otra serie de normas que difieren de la que encontramos en la calle, con los amigos o en casa. En cada ambiente hay unos límites diferentes y estos marcan la diferencia entre un sitio y otro, estos nos dan las claves de cómo debemos comportarnos en cada ámbito de modo que el día de mañana cada uno sea capaz de marcar el propio límite.

¿Por qué en la adolescencia?

En esta etapa el adolescente quiere tomar las riendas hacia la autonomía, está buscando crear su propia identidad diferenciándose del resto, de sus padres y amigos. No es tarea fácil y desde casa debemos ayudarles en este difícil proceso. Es normal que ellos entren en “competición” con los adultos que tienen como referente, sois sus modelos y buscaran superaros, “ganaros”, os pondrán a prueba en cada ocasión, están probando sus límites. Es por esto que comúnmente las chicas se enfrentan más a sus madres y los chicos a sus padres, sois los modelos de conducta, sois como un espejo para ellos, y en la adolescencia la frase de “yo de mayor quiero ser como mi papa” cambia a “nunca seré como mis padres”. Tranquilos, es un proceso normal y sano por el que los chicos deben pasar, están en búsqueda continua de sí mismos.

¿Qué actitud deben tomar los padres?

Por ellos no podemos ser excesivamente rígidos en esta etapa, para ellos cada “batalla” ganada supondrá un chute de autoestima, esto no quiere decir que debemos ceder en todo. Pero sí debemos ser flexibles. Para ello, debemos negociar los propios límites, está bien que el adolescente marque sus nuevas pautas y límites, debe aprender a gestionar las fronteras en cada contexto y con cada persona pero para ello los padres deben acompañar y guiar a la vez que muestran una actitud abierta y se meten en el juego de ser guiados por el chico. Vuestro hijo debe sentir que también es capaz de crear sus límites y espacios aceptando los límites de fuera, ya que estos nos acompañan a lo largo de toda la vida.

Dinámica: Negociando los límites, diferenciando contextos

Para la dinámica en familia de esta semana necesitareis una cartulina grande y un rotulador para cada miembro de la familia. En primer lugar, debéis dividir la cartulina en al menos 5 columnas. Y estos a su vez en al menos dos filas (una para padres y otra para el hijo).

Mi cuarto

(impuestas desde fuera)

Casa

(impuestas desde fuera)

Colegio

(impuestas desde fuera)

En la calle

(impuestas desde fuera)

Otro

(impuestas desde fuera)

(impuestas por mi) (impuestas por mi) (impuestas por mi) (impuestas por mi)

(impuestas por mi)

En cada espacio deben poner las normas de cada contexto, la que marcan los demás (padres) y la que ponen ellos (hijo), ¿dónde tenemos más libertad para crear nuestras propias normas?, (con los propios límites y zonas como el cuarto se empieza a trabajar también la temática de la intimidad (yo mando); con el espacio “en la calle o con los amigos” se trabaja la relación con iguales donde pueden marcar más su espacio (yo negocio), en casa o en el cole se trabaja la relación con la autoridad (yo obedezco).

Es importante que nuestro hijo tenga cierta libertad para imponer alguna norma en todos los contextos, pero también vosotros seguís teniendo el deber de marcarle las pautas. Valorad y negociad donde podéis ceder más y en qué ámbitos aun tenéis que seguir siendo más rígidos, esto varía de un adolescente a otro, incluso entre hermanos.

La educación de un hijo no es un proceso preestablecido, se va creando de manera conjunta, mano a mano con el niño, es un proceso donde los padres deben aprender el difícil paso de soltar, de dejar ir. Debemos ir cediendo para crear personas autónomas y fuertes, con confianza en sus capacidades. La clave no está en querer enseñar, sino en querer aprender de ellos y dejarles que guien.

Espero que os haya gustado la dinámica y si os atrevéis a probarla compartid en redes, estaremos ansiosos por conocer cómo ha ido la negociación y daros un feedback.

Cómo trabajar los límites con los niños mediante la creatividad y el juego

Cómo trabajar los límites con los niños mediante la creatividad y el juego

Esta semana os proponemos una dinámica qué ayuda a comprender la importancia de los límites.

Normalmente la palabra “límite” tiene una connotación negativa: algo que limita es algo que te impide, que compromete tu libertad pero no es siempre así.

Muchos hijos rechazan los límites de sus padres por sentir que pierden libertades del mismo modo muchos padres son reacios a poner límites firmes a sus hijos pensando que les hacen algo malo, que están siendo malos padres y que no quieren coartar la libertad del niño.

Límites - Foto 1

Un límite es también algo que nos protege, que nos delimita y por lo tanto nos da un espacio, que nos posibilita. El límite es también la superficie de contacto entre dos cosas, no tiene por qué ser entendido como algo que separa sino también como algo que une dos realidades sin el peligro de que se fusionen y se confundan entre sí, un límite sirve para mantener la esencia y diferenciación de cada uno.

Un límite también puede ser entendido como sujeción, un borde al que agarrarnos para no caer, imaginad una piscina, si no tuviera limites, un bordillo en el que agarrarnos en algún momento, podría ser peligroso y acabaríamos ahogados cuando perdiésemos las fuerzas para seguir nadando.

El primer limite y espacio seguro que poseemos cuando llegamos al mundo y que nos acompaña siempre es nuestro propio cuerpo, los límites de nuestra piel nos separan del exterior, nos limita y define, nuestro contorno nos diferencia del resto de cosas.

Pensemos a un nivel más microscópico, pensad en una célula, la membrana exterior es su límite, la membrana está separando dos medios acuosos, si perdiera la membrana, el líquido interior y exterior se confundiría con lo de fuera, la célula desaparecería porque no podemos distinguirla ya.

Os proponemos explorar esto con vuestros hijos de una manera muy visual y divertida. Para esta dinámica necesitareis:

  • Platos de plástico
  • Pinturas
  • Pinceles
  • Agua
  • Cuerdas, gomillas, plastilina
  • Purpurina

Ahora vamos a crear nuestra propia célula!

  • Se llenan los platos con agua (apenas 5 ml de altura bastará)
  • Se crea la membrana de la célula con cuerda atada, una gomilla etc. Cada uno podéis ir probando el material que mejor funciona como membrana, como límite, la idea es observar la importancia de fijar un límite lo suficientemente bueno para que todo lo del interior de la célula no se expanda fuera.
  • Una vez que elijáis la membrana, decorad el interior con pintura o acuarela, se le añaden los gránulos, lo que cada uno quiera con los materiales que tiene.
  • ¿Habéis conseguido proteger a vuestra célula? Ahora como último paso vamos a observar que ocurre cuando perdemos los límites, retirad la membrana y observar qué ocurre, sed pacientes y observad, todo lo que estaba en el interior se expande. La célula pierde su forma, se mezcla con el resto y desaparece.
  • Reflexionad en familia que habéis aprendido de esta actividad,
  • ¿ha cambiado la visión que teníais sobre los límites?

Espero que os haya gustado la dinámica y si os atreveis a probarla compartid en redes vuestras células, estaremos ansiosos por verlas y daros un feedback.

No se trata de quién eres sino de cómo te aceptas. Hay ratones más grandes que leones

No se trata de quién eres sino de cómo te aceptas

¿Cuántas veces te has sentido pequeño?, ¿Cuántas veces te has sentido vulnerable frente al resto? ¿Y cuántas veces lo has reconocido?  No ante los demás, que también,  sino ante ti mismo. ¿Cuántas veces has sido coherente con ese sentimiento? ¿Cuántas veces te has sentido débil por dentro y te has mostrado fuerte por fuera? ¿Y por qué? ¿Qué has conseguido?

Seguramente lo único que has conseguido ha sido reforzar esa sensación de debilidad. ¿Y qué?

No podemos ser tan injustos con nosotros mismos, no somos seres perfectos, o quizás la perfección esté en nuestra imperfección porque mi yo más perfecto será mi yo más real ¿no? No será el más fuerte, el más guapo o el más bueno, porque ese no sería yo, tampoco será el más pequeño, malo o feo. ¿O sí? Depende, si soy así sí, esa será el más perfecto, el más transparente, el más auténtico, ahí está la perfección. Si me acepto tal y como soy y me muestro tal cual, tendré la capacidad de atribuirme, sin equivocarme, todos mis éxitos y fracasos, teniendo la seguridad de que son míos, de que esos resultados son así por cómo soy yo y me pertenecen. Podré entonces usarlos para seguir adelante, para motivarme o para aprender, para seguir así o para rectificar en un próximo intento.

Pero si por el contrario, no soy fiel a mí mismo, me impongo el objetivo de ser el mejor en todo, impidiéndome ser yo, aceptando solo mi parte positiva, solo reconociendo aquellos atributos que se acercan a  mi yo ideal. Y rechazo todo aquello de lo que me avergüenzo, que no me gusta de mí, aquello que me hace sentir pequeño. ¿Qué logro? ¿Tan malo soy que tengo que esconderme? Si que tengo que ser poco, si con lo que soy no es suficiente y tengo que reinventarme. Con esto solo consigo mermar mi autoestima, quizás la poca que me queda. Pero a corto plazo me vale ¿no?

Hoy te traigo una historia:

Aquella mañana, cuando salí a la calle, iba más seguro, porque esa mañana al despertarme decidí ponerme una máscara. Así que los otros no me ven a mí, ven lo que yo quiero que vean. Sus críticas no me llegan de la misma manera, las criticas van dirigidas a lo que ven, pero no a mí, porque a mí no me conocen ¿verdad? Además les encantaré a todos porque la máscara que elegí esa mañana es preciosa, así todos me querrán, todos disfrutarán a mi lado y todos querrán estar cerca de una persona como yo. De vuelta, me siento tan lleno, tan vivo, tan fuerte, tan grande. Sin embargo, cuando llego a casa y veo las fotos de ese día, no me veo, no me encuentro, juraría que yo salía en todas esas fotos. Todos salen tan bien, hay un chico que llama la atención, era el más guapo, se le ve tan feliz, rodeado de tanta gente. Antes de acostarme, voy al baño y ¡qué sorpresa cuando me encuentro con esa chico de la foto! Está frente a mí, en el espejo. ¡Ese chico soy yo! Había olvidado que llevaba la máscara. De repente una sensación de vacío me inunda, toda esa fuerza que sentía no era mía, no lo había conseguido yo, había sido mi máscara, no me pertenecía. Había sido un día perdido, un día no vivido. Y me quito la máscara, y por fin me veo, más pequeño incluso que antes. ¿En qué momento pensé que eso funcionaría? ¿Por qué me engañé de esa manera? ¿Y por qué engañé a los que me rodeaban? Ellos no me habían elegido a mí, sino a mi mascara. Así que ahora también me sentía solo.

Era como ese pequeño ratón que por miedo a ser pisoteado se había disfrazado de león, sin embargo, con eso solo conseguía sentirse más pequeño ya que él no podía rugir como el resto de leones, ni era tan grande como ellos. O como la historia del león que quería ser ratón y tampoco le sirvió porque él no podía correr y esconderse como ellos, él no era tan pequeño.

No podemos pretender ser alguien que no somos… No serviría fingir, eso solo nos perdería por el camino, nos alejaría de la meta. Es absurdo calcular una ruta hacia un destino,  desde otro punto que no sea el actual, así nunca llegaré a la meta. Porque primero tengo que saber desde dónde parto. Por ello, el primer paso es aceptarme y quererme tal cual soy, porque así soy el yo más perfecto, así soy yo. Luego ya podremos ir puliendo las cosas que queramos mejorar.

Para llegar a mi yo ideal tengo que calcular la ruta desde mi yo real.

Entonces… ¿Qué ganamos con la máscara?. ¿Porque hay gente que prefiere llevar la máscara?. ¿Qué ventajas tiene el anonimato? ¿Porque desde el anonimato nos sentimos más libres?

Es verdad, que desde la máscara no podemos atribuirnos logros ni méritos pero tampoco fracasos, el anonimato nos permite soltar las responsabilidades y no hacernos cargo de su peso. Nos hace sentir libres de cualquier responsabilidad. De hecho este es el sentido profundo del carnaval, es una festividad donde celebramos la permisividad, el descontrol y la libertad. Todos se disfrazan y se sienten más libres que el resto del año.

¿Cuánto de libre te permites ser? ¿Cuanto de real te permites ser? ¿te aceptas en tu totalidad? La libertad es una linea continua que va desde la nada a la libertad total, cuanto más alto quieras llegar mayor peso debe ser capaz de soportar. ¿En qué punto te ubicarías? ¿Encuentras tu punto de equilibrio?

 

Las 3 claves para el éxito

Tres pasos claves para conseguir tus objetivos, en ese orden y ¡sin saltarse ninguno!

Debes alinear tus emociones, pensamientos y acciones en una misma dirección. Y en ese orden, las emociones guían nuestros pensamientos y estos nuestras acciones, al final es algo cíclico de manera que nuestra forma de actuar también influye en lo que sentimos y pensamos.

Técnica de las 3 claves

Para esta semana te proponemos que te focalices en un objetivo, esa meta que tienes en mente y que querrías alcanzar, tienes varios motivos y escusas por los que no la has alcanzado aún, no te agobies, vamos a intentar hacer un poco de limpieza en ese nubarrón de emociones y pensamientos que te están frenando.

Necesitaras un folio o cartulina, lápices, rotuladores y colores, todo lo que quieras usar para hacer más atractivo y entretenido el proceso, los materiales son recursos así que tienes libertad para elegir el medio con el que quieres crear.

Vamos a partir de la idea del mandala para salir de nuestra zona de confort, por lo que necesitarás también un compás o algo que te sirva para trazar las circunferencias.

Con la ayuda del compás vamos a crear 4 círculos concéntricos dejando al menos 3cm de espacio entre uno y otro para poder añadir contenido en cada uno de ellos. Ahora vamos a ocuparnos de cada punto de modo separado:

Partamos del inicio punto de partida ¿Quién soy? ¿Qué tengo?

Comenzamos desde el centro, el centro representa nuestra parte más interior e inmediata, nos sitúa en el aquí y ahora. Estamos en la circunferencia de menor tamaño, la central y más íntima, aquí te sitúas ahora. Aquí vas a plasmar quien eres ahora, con qué partes. Dibújate! Tómate el tiempo que necesites y añade todo lo que consideres.

Clave 1. Activación emocional la motivación ¿qué quieres?

Cuando hayas terminado el primer punto, vamos a dar el primer paso, vamos a pasar el primer aro, este es el espacio de la emoción. ¡Proyéctate! ¿Cómo te imaginas con esa meta alcanzada? ¿Qué cambiaría en ti? ¿Qué cambiaría en tu vida? ¿Por qué surgió la idea de ese objetivo? Solo tienes una premisa, en este espacio emocional solo puedes utilizar colores (ni lápiz ni boli). No escribas, ¡colorea! Déjate llevar por lo que sientes.

Clave 2. Organización racional ¿qué obstáculos puedo encontrar?

Pasamos el segundo aro, tras el desfogo inicial del paso anterior y con el objetivo claro de lo que quieres toca organizar de modo racional las ideas.

Una vez que has delimitado qué quieres aparecen los bloqueos y motivos por los que no puedes alcanzar la meta y aparecen en modo de pensamientos, es hora de sacarlos fuera.  En este espacio escribe sin limitaciones todos los pensamientos que te surgen y bloquean, plásmalos aquí déjalos fuera, es el espacio para poder observar los posibles obstáculos que puedes encontrar.

Clave 3. Puesta en marcha la acción

Llegamos a la última circunferencia que te separa del exterior, es el espacio de lo concreto, de la acción. Ahora que sabes lo que quieres y qué dificultades tienes, debes encontrar una solución concreta para cada frase que has escrito en el espacio interior. Parte de tus recursos. Crea tu propia estrategia. Es lo que te permitirá generar un cambio fuera.

Has creado tu propio mapa de acción, has partido de ti, de tus emociones, de tus pensamientos y has organizado la acción, solo te falta un paso, quizás el más difícil pero esto no puedes hacerlo en un folio, ¡actúa!

La dinámica es flexible y puede ser inspiradora para trabajar diversos temas en el ámbito educativo o social. (nuevas metas, toma de decisiones, organización de la acción, autoconcepto, equilibrio emoción-pensamiento-acción).
Puede realizarse incluso grupalmente para trabajar una meta en común desde la perspectiva de cada miembro. Cada pieza cuenta!
Si te ha gustado la dinámica y te has atrevido a realizarla o se te han ocurrido nuevas versiones y aplicaciones, te animamos a que la compartas con nosotros en redes, estaremos encantados de compartir y darte un feedback.

Cómo gestionar el cambio. Entrena tu tolerancia a la incertidumbre

Cómo gestionar el cambio

No temas al cambio, a lo desconocido, a lo nuevo, nos resistimos a cambiar con las excusas del no quiero, no puedo y no conozco… tres autoengaños muy cómodos pero peligrosos.

Las personas tendemos a querer controlarlo todo, nada se nos puede escapar, por eso cuando cambiamos de etapa o, nos exponemos a una nueva situación nos sentimos tan descolocados. Tenemos pánico a la incertidumbre, es un terreno sobre el que no tenemos ningún mecanismo de acción y miles de preguntas y posibles hipótesis se apoderan de nuestro pensamiento.

¿Cómo podemos cambiar esta dinámica? La clave está en ser flexibles para no rompernos, en no ser tan rígidos con nosotros mismos y dejar algo de espacio al caos.

Tenemos que aprender a convivir con la incertidumbre, aprender que nunca vamos a poder controlarlo todo (y menos mal). El primer paso es aceptarlo y darte un tiempo para tomar conciencia del momento en el que te encuentras, aceptar las cosas que han cambiado, y visualiza el punto de partida para conseguir llegar a donde quieres.

Fíjate objetivos, metas, tener motivaciones e ilusiones que te impulsen a mejorar, si la situación no te gusta cámbiala, si no puedes, acéptala y decide, dentro de esas circunstancias qué quieres hacer, siempre hay un margen de acción.

El cambio siempre es positivo, siempre suma, no debemos temer. El cambio es progreso. Tampoco debemos temer a las etapas difíciles, es en las crisis donde sacamos nuestros mejores recursos, que en muchas ocasiones ni sabías que tenías, es ahí donde se produce el cambio, es en los momentos complicados cuando aprendemos a levantarnos, aprendemos que somos capaces de caminar una vez más. Es en esos momentos difíciles cuando nos demostramos lo fuertes que podemos llegar a ser, es una oportunidad para sacar a relucir nuestra capacidad de afrontamiento, una oportunidad para mejorar, para progresar, para reinventarte.

La evolución de las especies así lo demuestra, el cambio hacia una especie más evolucionada se produce cuando el ambiente ya no satisface las necesidades del organismo o cuando este ya no es apto para vivir en ese ambiente. Es reinventarse o morir. El primer cambio radical lo experimentamos en el parto, el bebé ya no encuentra respuesta en su medio, se le queda pequeño y debe iniciar el parto, si no hace ese esfuerzo que es incluso traumático, no podrá sobrevivir por más tiempo en el vientre materno. El bebé cambia de medio y su primera misión es adaptarse al nuevo entorno y desarrolla nuevos mecanismos de interacción: llora, hace sonido, se mueve, para conseguir respuesta del medio. Nuestro desarrollo vital parte de la total dependencia del ambiente y progresivamente va hacia la independencia, conforme el niño crece aprende a satisfacer él solo sus necesidades. Esta evolución se produce gracias al cambio en la relación  organismo-ambiente. El organismo que no cambia, que no evoluciona, que no se adapta: muere. El organismo que espera que sea el ambiente el que se adapte: muere, no evoluciona. La relación de organismo y ambiente es recíproca, si no se complementan el organismo no puede satisfacer sus necesidades.

¿Buscas dinámicas para trabajar la tolerancia al cambio? Te dejo alguna idea:

Vas a realizar un trabajo con acuarelas, te recomiendo usar papel gordo y pinceles suaves que no puedan romper el papel.

Ahora, te pido que simbolices en un dibujo lo que es el cambio para ti, haz tu imagen del cambio, usa los colores que quieras, y date la libertad y el tiempo que necesites. Haz una foto a tu dibujo cuando termines.

Ahora coge una esponja y mójala, ve soltando agua sobre tu dibujo, es aquí donde verás el verdadero cambio. Hazlo a tu ritmo y con la cantidad de agua que quieras, hasta donde quieras. Observa detenidamente qué efecto hace el agua sobre tu dibujo, todo ha cambiado. Lo que era ya no es, pero de alguna manera lo que hay ahora nace de lo que hubo. Déjalo secar y hazle una foto para que puedas comparar ambos momentos.

La cantidad de agua depende de ti, de lo que te permitas soltar y fluir, no te fuerces a la primera, es una dinámica que puedes repetir varias veces en función de cómo te sientas.

Reflexiona:

  • ¿Qué es el cambio para ti?
  • ¿Qué dibujo te gusta más?
  • ¿Qué título darías a cada foto?
  • ¿Qué te ha costado más y menos?
  • ¿Qué sensación o emoción primaba cuando el agua estaba modificando tu dibujo?

Esta dinámica es una metáfora de los cambios inesperados que a veces debemos atravesar y nos cuesta aceptar porque es un cambio que no parte de elección propia. Genera incertidumbre y no sabemos cuáles van a ser las consecuencias.. Es aquí donde debemos entrenar nuestra flexibilidad y tolerancia a lo desconocido.

Espero que te haya gustado la dinámica y si te apetece puedes compartirla en nuestras redes, estaremos ansiosos de ver vuestros cambios y daros un feedback.

Yo no te voy a decir lo típico de “No cambies nunca”, y no porque no seas hoy lo suficientemente bueno, seguro que sí pero créeme, siempre podemos evolucionar más. Así que yo te digo todo lo contrario: cambia, crece, camina, muévete, decide y nunca te pares, busca el entorno que satisfaga tus necesidades pero aprende a vivir en uno que se te quede pequeño, es el que te hará evolucionar.