Confianza

Uno de los puntos clave en la educación de los hijos son los límites, en la etapa de la adolescencia estos se convierten en motivo frecuente de tensión entre padres e hijos. Los chicos entran en una nueva etapa y esto supone cambios en todos los niveles del núcleo familiar. Lo ideal es que toda la familia se adapte al nuevo cambio de manera flexible, sin perder los límites pero tampoco manteniendo la antigua dinámica familiar de una manera rígida ya que esto desgastará a padres e hijos suponiendo un distanciamiento en la comprensión del otro.

ConfianzaEn nuestra vida vamos aprendiendo y creando limites a medida que crecemos, los primeros límites los encontramos en casa, con las normas y límites que nos dan nuestros padres, estas normas guían lo que debemos y no debemos hacer, nos muestran el camino, es el código de conducta o guía de comportamiento dentro del núcleo familiar, después en el colegio aprendemos otra serie de normas que difieren de la que encontramos en la calle, con los amigos o en casa. En cada ambiente hay unos límites diferentes y estos marcan la diferencia entre un sitio y otro, estos nos dan las claves de cómo debemos comportarnos en cada ámbito de modo que el día de mañana cada uno sea capaz de marcar el propio límite.

¿Por qué en la adolescencia?

En esta etapa el adolescente quiere tomar las riendas hacia la autonomía, está buscando crear su propia identidad diferenciándose del resto, de sus padres y amigos. No es tarea fácil y desde casa debemos ayudarles en este difícil proceso. Es normal que ellos entren en “competición” con los adultos que tienen como referente, sois sus modelos y buscaran superaros, “ganaros”, os pondrán a prueba en cada ocasión, están probando sus límites. Es por esto que comúnmente las chicas se enfrentan más a sus madres y los chicos a sus padres, sois los modelos de conducta, sois como un espejo para ellos, y en la adolescencia la frase de “yo de mayor quiero ser como mi papa” cambia a “nunca seré como mis padres”. Tranquilos, es un proceso normal y sano por el que los chicos deben pasar, están en búsqueda continua de sí mismos.

¿Qué actitud deben tomar los padres?

Por ellos no podemos ser excesivamente rígidos en esta etapa, para ellos cada “batalla” ganada supondrá un chute de autoestima, esto no quiere decir que debemos ceder en todo. Pero sí debemos ser flexibles. Para ello, debemos negociar los propios límites, está bien que el adolescente marque sus nuevas pautas y límites, debe aprender a gestionar las fronteras en cada contexto y con cada persona pero para ello los padres deben acompañar y guiar a la vez que muestran una actitud abierta y se meten en el juego de ser guiados por el chico. Vuestro hijo debe sentir que también es capaz de crear sus límites y espacios aceptando los límites de fuera, ya que estos nos acompañan a lo largo de toda la vida.

Dinámica: Negociando los límites, diferenciando contextos

Para la dinámica en familia de esta semana necesitareis una cartulina grande y un rotulador para cada miembro de la familia. En primer lugar, debéis dividir la cartulina en al menos 5 columnas. Y estos a su vez en al menos dos filas (una para padres y otra para el hijo).

Mi cuarto

(impuestas desde fuera)

Casa

(impuestas desde fuera)

Colegio

(impuestas desde fuera)

En la calle

(impuestas desde fuera)

Otro

(impuestas desde fuera)

(impuestas por mi) (impuestas por mi) (impuestas por mi) (impuestas por mi)

(impuestas por mi)

En cada espacio deben poner las normas de cada contexto, la que marcan los demás (padres) y la que ponen ellos (hijo), ¿dónde tenemos más libertad para crear nuestras propias normas?, (con los propios límites y zonas como el cuarto se empieza a trabajar también la temática de la intimidad (yo mando); con el espacio “en la calle o con los amigos” se trabaja la relación con iguales donde pueden marcar más su espacio (yo negocio), en casa o en el cole se trabaja la relación con la autoridad (yo obedezco).

Es importante que nuestro hijo tenga cierta libertad para imponer alguna norma en todos los contextos, pero también vosotros seguís teniendo el deber de marcarle las pautas. Valorad y negociad donde podéis ceder más y en qué ámbitos aun tenéis que seguir siendo más rígidos, esto varía de un adolescente a otro, incluso entre hermanos.

La educación de un hijo no es un proceso preestablecido, se va creando de manera conjunta, mano a mano con el niño, es un proceso donde los padres deben aprender el difícil paso de soltar, de dejar ir. Debemos ir cediendo para crear personas autónomas y fuertes, con confianza en sus capacidades. La clave no está en querer enseñar, sino en querer aprender de ellos y dejarles que guien.

Espero que os haya gustado la dinámica y si os atrevéis a probarla compartid en redes, estaremos ansiosos por conocer cómo ha ido la negociación y daros un feedback.

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