Es un momento de cambio en la dinámica familiar, es importante fomentar la comunicación y comprensión de toda la familia, prestando especial atención a los niños y a sus necesidades en las diferentes etapas.

Es clave distinguir entre el papel de los adultos y de los niños.  Es importante no confundir la flexibilidad con la idea de quitar normas y pautas que siempre habéis tenido en casa, los límites siguen siendo claves para darles seguridad en este momento.

Es hacerles partícipes como miembros de la familia pero no como agentes de decisión, darles ese poder es comprometerles y responsabilizarles de elecciones que no saben manejar lo que les puede generar mayor confusión.

1. Comunica.

La comunicación es vital. Hablad con ellos, explicadles la situación, qué hagan preguntas, preguntadle qué piensa. Promoved la comunicación en casa independientemente de la edad del niño, no lo dejéis para más adelante o esperéis que él lo entienda porque va a ver cambios de rutina. Avisadle. Necesitan seguridad, reducir todo lo posible la incertidumbre, explicadle las cosas que van a pasar con tiempo, que él pueda predecir, no decidir. Los adultos son los que deciden pero los niños deben ser informados adaptando el discurso a su edad.

2. La familia no se rompe, se rompe el matrimonio

Dejadle claro que seguís siendo una familia y qué él no pierde a ninguno, solo papá y mamá deciden no seguir juntos. Pero todos seguís siendo una familia y eso nunca podrá cambiar. Cambia el espacio y los tiempos con cada uno pero los vínculos con uno y con otro seguirán por encima de todo.

3. No hay culpables ni responsables, es una decisión conjunta de mamá y papá y ellos no pueden hacer nada.

No tienen culpa ni está en sus manos resolver nada porque no hay nada que arreglar, es una decisión que toman mamá y papá en conjunto porque consideran que es lo mejor. No les hagáis entender que la decisión es solo de uno, eso rompe la diada y poder como padres. Uno puede convertirse en la víctima y el otro en el malo. Ninguna de estas figuras son positivas para vuestros hijos, independientemente de cómo llegáis a la decisión es importante que vuestros hijos os vean unidos y como equipo.

4. Mantened la rutina y los horarios que juntos habíais consensuado en la medida de lo posible: colegio, horarios, actividades… las rutinas son fundamentales y en este caso, se hacen necesarias más que nunca. Permiten al niño predecir y tener mayor seguridad en ambos espacios.

5. Las cosas a hablar entre vosotros no delante de ellos

No hablar mal del otro en presencia de los hijos, o preguntar sobre lo que ocurre en la otra casa, tampoco enviar mensajes a través de los hijos. Si el niño habla de la otra casa con uno de vosotros hablad con naturalidad y escuchadle sin juzgar.

6. Que os sigan identificando como equipo

Actuar en conjunto, no en paralelo. Como padres seguís siendo equipo y sería ideal que os coordinarais en las decisiones de cara a los niños, que informéis al otro de todo lo relativo al niño, que acordéis normas y límites en ambas casas.

7. Paciencia, amor, flexibilidad con límites y atención

Cada niño es diferente y mostrará un comportamiento diferente. Unos expresaran su malestar, otros pueden mostrar cambios de conducta, rabietas, pérdida de apetito, dificultad para dormir,… Necesitan un periodo de adaptación y en cada uno será diferente. Sed pacientes, atenderles con calma, es un proceso normal incluso puede que les notéis extraños cuando se separa de uno de los progenitores. Dadle tiempo. Preguntadle si quiere hablar, no presionéis, proponedle otra actividad… Es clave que estéis cerca desde el cariño y el respeto.

8. Implicar e informar a la familia que esté en contacto directo con los peques sobre cómo queréis llevarlo a cabo

La familia extensa tiene un papel importante, informadle de estas pautas y contad con su colaboración. Fomentar la relación con abuelos de ambas partes pero dejar claro que la autoridad sois siempre vosotros. Proteged al niño sobre posible comentarios que puedan dañarle.

9. Fomentar la expresión de emociones y permitidle experimentarlas

Es normal que el niño esté triste o enfadado, dadle espacio, permitidle que lo exprese, ayudadle a identificar lo que siente y que lo deje fuera. No reprimáis sus emociones. A veces, como padres es duro ver mal a un hijo y tendemos a pedir que sea fuerte por nosotros, que no llore, que tiene que ser feliz porque es grande. Pero esto no es bueno para él. Tiene derecho a expresar su malestar y quiere hacerlo con vosotros, sus referentes. Acogedlo y acompañadle en su dolor, el sentiros cerca y aceptándolo le ayudará a pasar esta etapa.

10. Cada uno en su sitio.

Es importante que cada miembro de la familia tenga claro su lugar y que la nueva situación no implica un cambio de rol. El hijo mayor no es el nuevo hombre de la casa, ni ocupa el lugar de un progenitor. No tiene que hacerse cargo de los peques ni dar ejemplo. Es un niño no un adulto. El hermano pequeño también tiene derecho a saber y a recibir información como los grandes. Los niños no son una variable más en la relación entre mamá y papá. Los niños no deciden con quien estar. Es comprometerles a elegir. Eso lo deciden los adultos.

Espero que te hayan servido estas breves claves, si necesitas mayor orientación puedes contactar o dejar tu comentario.

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