Vivimos en una era en la que se ha normalizado el vivir estresados. Nuestro día a día es un continuo vivir sin tiempo, con prisas, con ansias, vamos desbordados de un lado a otro y en las pocas pausas que tenemos no conseguimos desconectar de las innumerables demandas de nuestro entorno, tenemos la cabeza en mil cosas: trabajo, hijos, pareja, compromisos con amigos, pagos pendientes,… Pero es lo normal ¿no?… ¡NO!.

Nuestro sabio cuerpo nos frena cuando estamos ya desbordados ya que nuestra ambiciosa cabeza no supo o no quiso detectarlo en su momento. Es aquí cuando decimos que estamos estresados, cuando notamos problemas de salud, ansiedad, cansancio, insomnio,… pero todo esto empezó mucho antes. Nos hemos adaptado a funcionar con niveles de estrés que no son sanos para nuestro buen funcionamiento. La mayoría de las personas no saben que están estresadas y es aquí donde hay que empezar a actuar.

Esto antes era un tema complicado, se necesitaba de una capacidad de introspección muy alta, de mucho entrenamiento y de mucha paciencia para aprender a escuchar nuestro cuerpo. A día de hoy y gracias al software de Coherencia Cardiaca podemos conocer el nivel de activación al que funcionamos en nuestra vida cotidiana. Es una herramienta que empleo en consulta y que pongo al servicio de quien decide poner orden en su vida y continuar el camino de una manera más sana.

Este innovador software de biofeedback, mediante un sensor que se coloca en el dedo y sin necesidad de técnicas invasivas, registra a tiempo real nuestros latidos, la frecuencia cardíaca, la respiración, la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) y otros muchos indicadores del estado interno del organismo. La persona ve su respuesta fisiológica en una pantalla a tiempo real y a través de diferentes técnicas y herramientas aprende a controlar sus estados de activación y a aplicarlo a su día a día.

Conocer nuestro punto de partida es indispensable ya que para llegar a cualquier punto lo primero es saber desde donde partimos, en función de esto crearemos una ruta hasta nuestra meta. El segundo paso, será elegir la herramienta correcta, no todos nos manejamos bien con los mapas, hay quien prefiere seguir las indicaciones que se va encontrando por el camino o quien prefiere un GPS. Es una elección personal. Al igual pasa con la relajación, hay muchas opciones para relajarse, hay quien necesita música, otros prefieren silencio, otros se relajan imaginando escenas agradables, otros siguiendo las instrucciones del terapeuta. Para una buena elección lo mejor es conocer todas las opciones, por ello, en el programa de entrenamiento que planteo en consulta se presentan los principales métodos de relajación para que finalmente sea el paciente quien elija cual le va mejor. Además, en la entrevista inicial se exploran sus preferencias y esto se tiene en cuenta en el posterior entrenamiento. Es un plan completamente individualizado, no todos nos estresamos igual ni por las mismas cosas, cada uno trabaja para descubrir su potencial, sus recursos y como aplicarlos para retomar las riendas de su vida.

Una vez seleccionada la técnica, pasamos al tercer paso, la práctica. Es importante crear el hábito. Como todo, lo que no se ejercita se atrofia, se olvida y los resultados de un entrenamiento no son eternos. El objetivo del entrenamiento no es que la persona no vuelva a estresarse, es que aprenda a controlar los niveles de estrés él solo, que sepa detectar y reaccionar antes las alarmas de su cuerpo, que conecte cabeza y corazón. Se busca un reencuentro cuerpo-mente, que ambos trabajen coordinados para afrontar los desafíos que se nos presentan día a día sin perder la calma.

En el artículo de la próxima semana os presentaremos cómo es una sesión concreta y cuales son algunos de los beneficios de esta herramienta.

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *